Toque Bret

También llegó por amor y, pese a que el amor se fue, terminó quedándose para siempre en nuestro país, para fortuna de los locos por las pizzas. Edy Cimo, un joven maestro pizzaiolo de Modena, es un enamorado de sus tradiciones y un apasionado defensor de sus pizzas.

El propietario de Pizzería Roma, ubicada en el corazón de La Reina, admite que nunca ha probado una pizza made in Chile. “Me basta con verlas y no me llaman la atención. Me gustan los sabores originales y limpios.

No esas combinaciones raras donde no se distinguen sus ingredientes y esas masas que se doblan hacia los lados. Si la base no se sostiene completamente derecha significa que no está cocida, afirma.

Ofreciendo como base una crocante y finísima masa, y productos tradicionales como rúcula, prosciutto, champiñones, mozzarella y parmesano, los comensales tienen la libertad de armar su propia pizza, pero sólo hasta cierto punto. “A los chilenos les gusta comer hasta quedar chatos, pero comiendo pura masa no vale la pena. La base tiene que ser delgada para que puedan disfrutar de los ingredientes y de la armonía que se produce entre ellos, explica.

Alejándose de los sabores agridulces –no los entiende ni los quiere entender– sólo trabaja con productos frescos y de la mejor calidad… posible. Mientras el parmesano y el jamón los importa de Argentina –un país con mayor tradición italiana–, en Chile busca y rebusca los mejores tomates y champiñones del mercado. En su pizza Quattro Formaggio –mozzarella, roquefort, ranco y parmesano– juega con las distintas texturas, sabores y madureces de los quesos, formando una gloriosa e inseparable combinación. Una combinación clásica, por cierto.

 

Fuente: Brethauer